Que ese "Algún día" No existiera
por Micaela A. Torini
Algún día iba a pasar, ¿no? mucho más no podría haber pasado, aunque me gustaría que ese “Algún día” no existiera.
Cuando en el 2045 llegaron los extraterrestres no se pudo detectar fácilmente, ya que llegaron abstractos. ¿A qué me refiero con esto? Que tal vez en tu televisor podría haber un extraterrestre. Con esta llegada “abstracta” su objetivo fue llamar nuestra atención y obligarnos a estar alertas.
Aunque luego de eso no se supo nada por un largo tiempo. Hasta luego de un par de años, de un día a otro aparecieron unas criaturas muy parecidas a los humanos, solo que no tenían nariz, supongo que respiran por los poros. Sí, esa fue la única diferencia que vi. Pero hubo algo que, cuando lo noté, no pude evitar compararlo con la raza humana: buscaban dominancia de todo. Todo lo que veían, lo destruían, no había nada que pudiera pararlos, parecía que su único lenguaje era la violencia. Y así, pensé, debe ser como nos ve un animal: máquinas de destrucción.
No pasaron ni cuatro meses cuando ya estaba todo destruido y todos los sobrevivientes colonizados. Allí fue cuando estábamos encerrados mientras ellos construían su ahora nuevo lugar turístico.
Es doloroso ver cómo te sacan algo tuyo, prefiero morir antes que ver a estos seres visitando mi antes querido Buenos Aires como si fuera una atracción.
Cuando en el 2045 llegaron los extraterrestres no se pudo detectar fácilmente, ya que llegaron abstractos. ¿A qué me refiero con esto? Que tal vez en tu televisor podría haber un extraterrestre. Con esta llegada “abstracta” su objetivo fue llamar nuestra atención y obligarnos a estar alertas.
Aunque luego de eso no se supo nada por un largo tiempo. Hasta luego de un par de años, de un día a otro aparecieron unas criaturas muy parecidas a los humanos, solo que no tenían nariz, supongo que respiran por los poros. Sí, esa fue la única diferencia que vi. Pero hubo algo que, cuando lo noté, no pude evitar compararlo con la raza humana: buscaban dominancia de todo. Todo lo que veían, lo destruían, no había nada que pudiera pararlos, parecía que su único lenguaje era la violencia. Y así, pensé, debe ser como nos ve un animal: máquinas de destrucción.
No pasaron ni cuatro meses cuando ya estaba todo destruido y todos los sobrevivientes colonizados. Allí fue cuando estábamos encerrados mientras ellos construían su ahora nuevo lugar turístico.
Es doloroso ver cómo te sacan algo tuyo, prefiero morir antes que ver a estos seres visitando mi antes querido Buenos Aires como si fuera una atracción.